Miruna ha convertido una descripción publicitaria, un anuncio por palabras de un periódico donde se vendía una casa, en esta magnífica descripción literaria:
"La casa de mis antiguos vecinos era la mejor del barrio. Era nueva, brillante, sin ningún rastro de haber sido estrenada. Al cruzar la dorada valla de la puerta principal, lo primero que veías, antes que la propia casa, eran los floridos y coloridos jardines, perfectamente cuidados y sin rastro de hierbajo alguno que pudiese alterar esa perfección.
La senda pavimentada por la que avanzaba me llevaba por dos caminos: uno de ellos me permitía disfrutar de la inmensa piscina climatizada; el otro, me daba la oportunidad de llegar a las entrañas de la enorme casa de dos pisos.
Al otro lado de la puerta podías apreciar un rústico recibidor, con una decoración abundante en flores y muebles de caoba. Avanzando, encontrabas el enorme salón, conformado por una gran mesa de cristal y un blandísimo sofá lleno de cojines, enfrentado a la moderna televisión de plasma. Los escalones crujían con cada pisada al subir al segundo piso. Tres amplios dormitorios, con enormes roperos y mullidas camas llenas de variopintas almohadas me esperaban en cada cuarto.
Esa, es ahora mi nueva casa."